Operación Chile

Reflexión de un profesor en medio de la construcción de la memoria y conmemoración de los 50 del golpe de estado en Chile.

El cóndor es una hermosa ave que habita en el más alto de la cordillera, rapaz, a veces suele comer distintos alimentos, entre ellos la carroña. Hace no más de 50 años, tantos años como la edad de mi madre, tu abuelo, tía o quizás un primo, la palabra cóndor se estremeció en un territorio lejano por los labios de distintos poderosos del mundo libre: la infame Operación Cóndor.

Chile, siendo un país pobre o de tercer mundo para algunos, jamás había estado en medio de la Guerra Fría que lideraban EE.UU. y La URSS. De un momento a otro nuestro país se convirtió en un país gélido donde comenzó a llegar el hielo y las esquirlas de la guerra que se vivía en el Norte.

Salvador Allende llega al poder en 1970 en medio de una disputa por tres grandes pesos políticos de Chile: Radomiro Tomic (Democracia Cristiana) y Jorge Alessandri Rodríguez. Finalmente, con Alessandri tendría la disputa final, una pulsada que llevo al mismo congreso a definir el Presidente de los próximos años.

El resultado final: Allende es electo por una diferencia sustancial de votos lo cual trajo una celebración espontánea por parte de una gran parte de nuestro pueblo, gente vitoreó al Chicho.

Se nacionalizó el cobre, se profundizo la reforma agraria, aumento el presupuesto en educación. Campesinos, trabajadores de la minería, profesores, mujeres y niños sintieron la esperanza que a través del gobierno de la Unidad Popular (UP) las cosas por fin iban a cambiar. Y así fue, hasta el 11 de septiembre de 1973.

No importó en el norte lejano de nuestro país. La ambición y la extención de una guerra imperaron para intervenir. Si desde el primer minuto Allende tuvo que vivir un constante ataque y el financiamiento de EE.UU. para la desestabilizar el gobierno de la UP de distintas formas para lograr el principal fin: sacar a Salvador de la presidencia. Tras el paro de camioneros de 1972 y 1973 y el Tanquetazo del ’29 de junio del mismo año, ocurrió lo inesperado. El día 11 de septiembre, a través de la radio y con coordinación de generales de distintas ramas de ejercito, el General Augusto Pinochet Ugarte lleva a cabo el hito final del derrocamiento del gobierno.

Tras el acuartelamiento y posterior despliegue del ejército de Chile a través de las calles, comenzó a orquestarse el inicio de la dictadura cívico-militar. La joya de la corona fue el bombardeo de La Moneda (el palacio del gobierno) y la auto-proclamación de la junta militar como el principal órgano de decisión política en Chile.

Hermanos y hermanas de nuestro pueblo fueron sometidos, asesinados, mutilados y hasta torturados hasta la muerte. Más de 18 años de dictadura y tortura se vivió, hasta que al fin el rey abandonó su castillo para entregarlo a sus lacayos civiles que continuaron orquestando su legado hasta el día de hoy donde aún tenemos su constitución amarrada con una cadena.

Hoy se cumplen 50 años de una de las heridas más grandes de la historia de Chile, junto con la guerra civil de 1891 de liberales y conservadores. En este día debemos dejar de lado los eufemismos políticos y los espectros que traen por detrás si no que condenar cualquier acto de tortura, muerte desaparición venga del lugar de donde venga. Las diferencias de ideas no son el plano ni la forma para justificar los actos y menos hacer gala del negacionismo para lograr mantener viva la memoria de dicho hito, como humanos y hermanos que somos no podemos matarnos por una guerra que nosotros jamás liberamos ni ideamos.

Para finalizar, entre la emoción fuerte de este día, quiero condenar la intervención de EE.UU. en Chile y la violación del derecho fundamental de los países a la autodeterminación, a través del golpe de cívico militar en el país.

Esto va en memoria de Salvador Allende Goossens, a las víctimas de la caravana de la muerte, Víctor Jara (Músico), Carmen Gloria Quintana, Carlos Clerk (MIR) y todos los y las compañeros, hermanos, padres y madres, tíos, abuelos, niños y niñas que se vieron afectados por el zarpazo del cóndor orquestado desde el norte de nuestra cordillera.

Fuentes

Baeza, R. S. (2014). Historia mínima de Chile. El Colegio de Mexico AC.

Salazar, G. (2019). El Ejército de Chile y la soberanía popular. Santiago, Debate.

Salazar, G. (2017). Voces profundas: Las compañeras y compañeros «de» Villa Grimaldi. Volumen II. LOM Ediciones.

González, M. (2012). La Conjura: Los mil y un días del golpe. Editorial Catalonia.

Camus, I. G. (1990). El día en que murió Allende. Editorial Catalonia.

Verdugo, P. (2016). Los zarpazos del puma: La caravana de la muerte. Editorial Catalonia.

Fritz, K. D. (2019). Cultura y dictadura: Censuras, proyectos e institucionalidad cultural en Chile, 1973-1989. Ediciones Universidad Alberto Hurtado.