Mi Tiempo en la Cárcel

Hola estimados

Hace un tiempo quería escribir aquí para compartirles una travesía en la que me vi envuelto durante los últimos meses dentro de una cárcel.

Era una cálida tarde de Octubre, yo disfrutaba de mi tranquilidad mientras estaba terminando los últimos detalles para la última actualización de Rise of Jericho, cuando recibí un llamado de la directora de un programa de formación laboral en una fundación que trabaja desde el interior de una cárcel juvenil.

La fundación se dedica a realizar talleres de capacitación a jóvenes privados de libertad, con el objetivo de facilitar su reinserción laboral. Entre ellos cuentan con talleres de construcción, gastronomía, habilitación laboral, reciclaje de textiles y computación entre otros.

Me contó que estaban en la búsqueda de un profesor para el taller de computación, ya que el anterior se había tirado pato 🦆 (se había ido). Les había gustado mi CV y querían que yo terminara el ciclo enseñando sobre lo que sé hacer: diseño y desarrollo de videojuegos.

Hice mi entrevista con toda la seguridad del mundo. Me decía a mí mismo: “Cuento con el conocimiento y las herramientas necesarias para trabajar en este contexto y hacer un impacto positivo 💪”. Sabía que no iba a ser fácil pero uno inmediatamente lo idealiza. Me imaginaba inspirando a los cabros, ellos escuchando atentamente y trabajando en equipo.

Cómo me imaginaba en las clases

Pero no fue tan así jejej

Me tragué varios comentarios como “el profe enseña puras weas”, “¿Qué haci trabajando aquí? deberías irte”, “chúpame el pico zorrón qlo” entre otros. Además mi clase era mucho más aburrida que descuartizar cuerpos en The Forest, un juego que todos tenían misteriosamente instalados en sus computadores.

Pero aún así seguí yendo. Seguí haciendo las clases. Seguí insistiendo en que hagan sus juegos, no porque pensara que luego se iban a convertir en desarrolladores profesionales, pero quería verlos jugando con su imaginación.

Yo todos los días

Porque claro, en este contexto su prioridad no suele ser aprender o poner atención a una clase. Hay mucha presión a validarse frente a jerarquías marcadas por dominación y demostrar que no son los chupa-medias del profe y que no están ni ahí con las autoridades. Después de todo, ¿porqué deberían?

Pero logré llevarme bien con algunos y motivarlos a hacer sus juegos (también ayudó cuando los otros profes los penqueaban). Desde un Mario Bros hasta un juego de matar zombies en auto y un Geometry Dash para dos jugadores, los cabros lograron hacer sus juegos y los presentaron en una ceremonia junto con sus familias y las autoridades del centro (ni ahí con ellas).

El ciclo ya terminó y estoy de vuelta en mi compu, retomando los proyectos que quedaron de lado por este período y mentiría si dijera que no los voy a extrañar. No solo a ellos, sino también a todo el equipo de la fundación que hicieron que todo fuera muy agradable y que mostraron apoyo y buena onda desde el inicio.

Espero haber sido un buen aporte y haber podido hacer una diferencia. Al menos para mí, esta experiencia me va a acompañar para siempre en este viaje de crear videojuegos con (intento de) sentido social.

Saludos y gracias a todos los que estuvieron y están ahí.